El crucifijo de nuestra habitación

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El Evangelio de Juan (Jn 3, 13-17) nos trae una verdad maravillosa, verdad que vale la pena reflexionar: “El Amor de Dios supera toda razón humana, supera nuestra limitada conciencia de lo que significa el Amor”. Sólo cuando se comprende el amor desde la perspectiva de la Cruz es cuando somos capaces de darlo todo sin medida, de sacrificar nuestro “yo” para ser verdadero DON para el otro, para nuestro prójimo, para el compañero o compañera de vida que Dios nos ha dado (en el caso de los esposos), para los hijos (en el caso de los padres) y así desde nuestras distintas realidades.

En esta reflexión como esposos queremos hacer mención de aquella oración que hizo nuestro hijo pequeño cuando expresaba sus primeras palabras; mientras hacíamos nuestra oración en torno a la mesa: “Dios Ama”… al escuchar esta frase quedamos sorprendidos, conmovidos y maravillados, y cada vez que le pedimos que ore o intente leer la Palabra por compartir dicho espacio de oración (con dos años claramente no sabe leer) pronuncia esta frase, y aunque no se la enseñamos directamente, creemos la ha aprendido del AMOR que buscamos manifestar a través de nuestros vida familiar y como padres; pero también es la manera como Dios nos demuestra su Amor a través de unas palabras que lo dicen todo con respecto al propósito de Dios en nuestras vidas, demostrarnos su AMOR cada día en las sencillas situaciones del día a día.

El 3 de mayo se conmemora en muchos lugares la Exaltación de la Santa Cruz, una hermosa y entrañable muestra de religiosidad popular centrada en el símbolo del sacrificio de Cristo. Por siglos se han mantenido las celebraciones del 3 de Mayo empezando por Jerusalén, como la fiesta del hallazgo de la Santa Cruz, pero La Iglesia Católica celebra litúrgicamente la Exaltación de la Santa Cruz cada 14 de Septiembre. Por ello hemos querido reflexionar sobre el Evangelio para esta celebración (Jn 3, 13-17) desde nuestra experiencia de vida lo que ha significado valorar nuestra propia cruz, pues en es en ella donde nos hemos encontrado con Jesús como ofrenda y como ejemplo de amor y sacrificio.

Como testimonio en torno a la Cruz queremos compartir también un momento que para ojos de algunos parezca sencillo o insignificante pero a la mirada cristiana en su momento nos ayudó a sobrellevar la crisis que estábamos enfrentando… Nuestro hijo en sus primeros meses de vida pasaba por una alergia alimentaria(APLV) muy dura y que tuvimos que mantener por un periodo de un año, la cual restringía varios o muchos alimentos en la dieta de la madre para poder ejercer la lactancia materna. A este punto no lográbamos equilibrar nuestra vida de pareja con la de ser padres primerizos (y es que hasta esto es un aprendizaje en la vida matrimonial), más con las distintas obligaciones que habíamos asumido, caímos en el error de descuidar dicha oración, con ellos se desencadenaron diferencias, discusiones y situaciones tensas en nuestro hogar.

Un día cuando estábamos discutiendo en nuestra habitación, la imagen de Jesús que teníamos en el crucifijo desde el día en que nos casamos se cayó! Y entonces nos miramos y permanecimos en silencio, respiramos y empezamos a orar. Dios a través de esa oración nos invitaba a retomar el camino, a mirarlo a ÉL, a no desconocer su acción, a entender que nadie más que ÉL conocía nuestras preocupaciones y nuestro dolor, ahora el se baja de la cruz para recoger la nuestra y enseñarnos a cargarla junto a ÉL. A partir de ese día tuvimos una mirada distinta sobre el dolor y la cruz, pues ya era Jesús cargando con nosotros nuestra cruz y eso nos suele pasar… ¿Cuántos testimonios maravillosos en torno al sufrimiento, al dolor, a la cruz? ¿Cuántos de nosotros hemos aprendido a llevar una enfermedad, una crisis (económica, espiritual, emocional) cuando hemos unido nuestro dolor a los dolores de Cristo en la cruz? ¿Cuántos hemos sido levantados luego de unir nuestro dolor al dolor redentor de Cristo pues hemos sido resucitados con ÉL? Recordemos que en el Evangelio de Juan la expresión “ser levantado” se refiere tanto a la cruz como a la resurrección y aunque muchos judíos esperaban la venida de Jesús para condenar y castigar a los “malos” el en cambio vino a salvarnos a TODOS entregando a su único Hijo, el AMADO por AMOR .

Para reflexionar:

¿Recuerdas algún momento difícil en tu vida donde hayas sentido que Jesús te ayudó a cargar tu cruz y con ello pudiste sobrellevar dicha crisis?

Manuel Ortiz y Diana Folleco. Servidores – Ministerio de Comunicaciones.

Comunidad Pueblo de Dios


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